sábado, 14 de enero de 2017

Querido Universo

Hola. Tengo consciencia sobre tí tras una depresión que tube con 20 o 21 años. Pasé por una crisis existencial que duró algunos meses en la cuál sólo la muerte y la pena dirigían mis pensamientos. Te sientes tal cual piensas, así que sólo dolor y tristeza envenenaban mi cuerpo.

En momentos así piensas en la existencia, en de dónde venimos y a donde vamos y te cuestionas las casoalidades y posibilidades. Vagabundeas entre religiones y te gustan algunas cosas de unas y otras cosas de otras, pero de repente... de la nada... se ilumina una luz dentro de tu pecho, que te da la paz que necesitabas. Entiendes que debes perdonarte por tus errores porque estás aprendiendo y dejas ir el dolor. Has sentido tu alma y eso es la primera creencia tangible que has descubierto.

La segunda creencia tangible que yo descubrí fue una fuerza superior a mí. Me sentí entonces conectada a todo, capaz de percibir todos los conocimientos de la humanidad. Me había reconectado contigo, universo. Tu eres la energía de todo lo existente. Le das vida tanto a células como a nuestra tierra y más allá.

Me dejé seguir sientiendo cosas buenas y comprendí la compasión absoluta de la madre tierra por todos sus hijos.

Sentí vida en cada una de las células de mi cuerpo, luego me sentí célula del planeta en el que vivo.

Sentí que estoy hecha de lo mismo que la tierra que piso y que mi alma está hecha con la luz de las estrellas.


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