Necesitamos una casa grande decorada a nuestro
gusto, con la mayor cantidad de tecnología, comodidades y
actividades posibles. Nos compramos ropa a la moda cada nueva temporada. Nos
teñimos el pelo y nos maquillamos para sentirnos más bellos. Deseamos tener coches
de lujo para crear una imagen de éxito de nosotros mismos hacia los demás.
Las personas nos creemos la especie superior, pero solamente somos la especie
más inconformista de las millones de especie que la evolución ha creado.
Deseamos más dinero, más objetos, más logros.
Somos la única especie en la que la envidia puede
dirigir y destruir una vida.
Necesitamos una casa grande para luego darnos cuenta de que tenemos que limpiar
o pagar demasiado por ella y entonces la cambiamos por otra más pequeña.
Nos compramos ropa cada temporada para perderlas en nuestros armarios y que nos asfixie la falta de espacio.
Nos cambiamos el color del pelo para darnos cuenta al final, que nuestro color
original es el que mejor nos sienta.
Tenemos
un coche cada miembro de la familia para lograr independencia sin
pensar que sumar polución nos resta calidad de vida. Nos atamos a deudas
para comprar el coche perfecto que muestre una imagen nuestra que ni
nosotros mismos nos creemos.
Seguro que alguna vez has oído que la felicidad radica en las pequeñas cosas de la vida.
La felicidad está en cosas muy básicas. No en el
consumismo compulsivo, ni en la envidia, ni en la búsqueda desenfrenada de una
vida llena de lujos. Tener más cosas no te hace más feliz.
Nadie puede ser feliz pensando cada mañana "Otra vez tengo que ir a este mierda de trabajo para pagar mi coche, mi
casa y mi televisión."
Si
no te apetece ir muy lejos, la felicidad la encuentras a la luz del sol, contemplando
la naturaleza que crece y cambia con las estaciones, contagiándote de la felicidad
y la despreocupación de otras especies.
La felicidad se encuentra también en otras personas. Aparte de nuestras
necesidades biológicas, lo único que necesitamos es tener alrededor
gente que nos quiera, no pelear, no envidiar y desear lo mejor para
todos los que nos rodean. Somos seres sociales.
Si no eres feliz, si no tienes todo lo que quieres, deja de ver la tele, sal a
la calle, llama a tus amigos, prepárate una cena especial, date un baño sólo o
acompañado, descubre que eres un artista pintando un cuadro o lleva a tu perro
al campo y disfruta de su presencia.
Si
estás pasando por un momento doloroso, abraza ese dolor. Siéntelo con
todas tus fuerzas. Llóralo. Admira la belleza de este mundo
perfectamente imperfecto y déjalo ir, porque hay que aprender que hay
cosas que no deben quedarse para siempre.
Si
estas pasando por una crisis existencial; no huyas, no tengas miedo.
Aprende. Deja que tu alma crezca. Siente esa luz que llevas adentro y
aprende a hacerla brillar. No ignores consejos ni pienses que la vida
está llena de casualidades. Todo ocurre por algo, y algunas veces el
mundo mueve todas piezas necesarias para que tú gires en círculos
alrededor de esa piedra (y tropieces con ella) que estás destinado a apartar del camino.
Cuídate, mímate, mírate, siéntete, ámate, tócate, valórate, ríe, ríete de ti mismo si es lo que necesitas.
Si no eres feliz porque no tienes
todo lo que quieres; es porque quieres más de lo necesario para ser feliz.
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