jueves, 21 de julio de 2016

Si algún día no estoy

Escribir esto va de alguna manera en contra a mis creencias, siempre he pensado que escribir una carta de despedida es como decirle al destino que ya puedes marcharte tranquilo, pero diré que esto no es una carta de “por si acaso“ sino más bien una carta para el mañana, para entregar a mis hijos cuando tengan… digamos… dieciocho años.

Queridos niños míos. Ahora sois muy chiquititos. Ninguno de los dos sabéis hablar pero ya nos mostráis vuestra gran personalidad.

Tú, my baby boy; descubres la vida observando y analizando. Muestras tener un gran corazón y una gran intuición, no pierdas eso nunca, jamás. Eres tan inocente que quizás te parezca que la vida es  dura contigo, te llevarás fuertes decepciones, porque la gente puede llegar a parecer muy mala, pero en realidad no son malos, simplemente están confundidos, perdidos en el sendero de la vida. Tú nunca estarás perdido, porque dentro de ti tienes esa luz que siempre va a guiarte. Eres muy grande en espíritu. Cuida de tu hermana, ella tiende a la tristeza más fácilmente que tú y le harás falta como apoyo y guía eventualmente.

My Little princess; tú sí que sabes pedir lo que quieres. Muestras una gran inteligencia con pinceladas de travesura. Sé que tú vas a provocar las trastadas que haréis los dos, espero que nunca se os vayan de las manos. Tú descubres el mundo palpando y hay cosas que como el fuego, no se pueden tocar. Eres muy valiente, incluso diría osada. Sabes pedir lo que deseas, pero no siempre sabes lo que quieres. Prepara a tu hermano para la maldad del mundo, tengo la impresión de que tú estarás más preparada para entender el egoísmo de las personas.

Os deseo una buena vida. Con esto no me refiero a un camino de rosas sin problemas ni obstáculos. Sería mala madre si pidiera para vosotros el camino fácil. A lo largo de mi vida he aprendido que el alma tiene que crecer con la persona, y el alma solo crece cuando valoramos las pequeñas cosas de la vida y damos gracias por ellas. Nadie valora la generosidad de los demás si nunca ha pasado necesidad, nadie gratificaría el sol si no existiese la lluvia y nos estorbarían los demás si nunca hubiésemos sentido la soledad. La vida es plena cuando has sufrido lo suficiente como para valorar las cosas buenas y cuando no has sufrido demasiado como para que se te rompa el alma en pedazos. Proteged esa luz que lleváis dentro, no dejéis que las dificultades os apaguen. No os odiéis por los momentos de dolor o furia, aprended de ellos. No guardéis los malos sentimientos sin daros respuesta de por qué los sentís o de por qué os han ocurrido. No os conforméis, no os resignéis. Haceros todas las preguntas necesarias hasta que os sintáis bien con vuestra existencia. Todas las preguntas tienen respuestas y todas las respuestas están dentro de vosotros mismos. Tomaros los problemas como oportunidades para aprender: Las dificultades de la vida son retos para crecer.

Temed a la muerte pero no a la vida ni a lo que viene después. Vivimos en un mundo que puede asustar a veces. Os va a impresionar como en estos tiempos parece más feliz el ignorante que el culto y que ser mujer sólo te da ventajas cuando enseñas las tetas. Sobrevivir en estos tiempos es fácil, pero vivir es muy difícil. Os daréis cuenta de que sólo viven la vida los que más actúan con maldad pero sólo los buenos de corazón vivirán con plenitud. La maldad es el camino fácil, es sencillo llegar a la cima subiéndose sobre los demás pero quien toma este atajo llega arriba con un alma muy pequeña, si acaso no la vendió en el camino.

Tendréis que ser muy inteligentes para saber más que el resto pero sutilmente, porque destacar provoca envidias inconscientes. Integraos en vuestro entorno lo mejor posible, pero mantened intactos vuestros valores personales sin influenciaros por el resto.

Sed humildes, pero no tontos. Es complicado abrir el corazón para dejar pasar todo lo bueno sin que os afecte lo malo. Esta será la tarea más difícil de vuestra vida, pero una vez la hayáis alcanzado habréis comprendido vuestra esencia. Sentir amor y compasión es lo más bonito que podemos experimentar, no os privéis de ello por miedo a sufrir.

Comed como es debido. Vuestro cuerpo es sagrado. Si alimentas a un superhéroe con dulces y embutidos; perderá sus superpoderes. Si os pregunto qué comería Superman para hacerse más fuerte seguro que sabéis la respuesta. Nuestro cuerpo equilibra nuestras hormonas, vitaminas, calor corporal y bacterias. Si comes mal te desequilibras, te enfermas, te enfadas, te entristeces, te agobias y te agotas: Se apaga tu alma. Vuestra alma tiene que brillar fuerte, ese es el objetivo de nuestras vidas. 

Tendréis que aprended a controlar vuestros pensamientos. Ignorad toda esa publicidad sobre qué es ser “guay” porque nada que parezca guay te dará la verdadera felicidad. Quizás ayude a integraros mejor en una sociedad basada en el materialismo, pero sólo el sacrificio, la compasión y la meditación podrán daros la verdadera felicidad.

Ser rico puede hacerte muy miserable pero no buscar alguna forma de éxito es muy aburrido. Tendréis que descubrir por vosotros mismos que sois capaces de todo cuanto os propongáis. El amor puede hacerte sufrir pero sin amor la vida está muy vacía.

La curiosidad puede matar al gato pero es la única manera de que el gato aprenda. Arriesgar puede haceros perder pero es lo único que os hará ganar.

No eres más que nadie pero tampoco nadie es más que tú. Vive y deja vivir. No hagas sufrir pero tampoco dejes que te hagan sufrir a ti.

Aprended a decir que NO. A veces es necesario no complacer a los demás. Incluso puede que en algún momento sea necesario alejarse de aquellas personas que os envenenan la vida. Si alguien te hace sentir mal, no le pagues con la misma moneda; aléjate de esa persona. El karma se encargará de enseñarle el camino a base de palos.

Estad donde estéis, no estéis en ese lugar del que venís ni allá adonde vais a ir. Tenéis que hacer presencia en el momento presente, de manera que vuestra mente viva lo mismo que vuestro cuerpo: Vea, sienta y padezca lo que ocurre a vuestro alrededor. Observar el presente reforzará vuestra consciencia.

No os diré en qué creer, pero os pediré que creáis en algo, y que no ignoréis las señales que el universo os da para comunicarse con vosotros. Si preguntáis se os responderá, porque la fe es precisamente esperar con paciencia la respuesta.

No lamento que hayáis nacido en este momento de la historia, en el cual la sociedad tiene todos los conocimientos del universo pero está vacía en valores y sabiduría. Vosotros ahora lo sabéis. Todo es una máscara, buscad siempre lo que hay debajo. Actuad con integridad. Si alguna vez dudáis cual es la opción correcta mirad desde afuera y actuad buscando el bien común. Ayudad desinteresada pero inteligentemente. Recordad que muchos toman el camino fácil e intentan aprovecharse de la bondad de los demás pero no les odies por ello. Respetad a los demás y comprended que cada uno actúa según sus creencias y conocimientos.

Espero que lo hayamos hecho lo suficientemente bien como para que entendáis que esa rabia que sienten los adolescentes contra sus padres no es más que dolor por quererlos tanto y saber que ya no vivirán nunca más bajo la protección de sus alas.

Os concebimos con amor, os gestamos con consciencia y os criamos con sabiduría. 

Al igual que os hicimos, quiero que viváis el resto de vuestras vidas, rodeados de verdadero amor, siendo tan conscientes de vosotros mismos como del mundo que os rodea y actuando sabiamente. Espero haberlo hecho lo suficientemente bien como para que siga viva vuestra capacidad de aceptar consejos y espero que no se haya destruido vuestra fe en el ser humano y vuestra confianza en mí. Espero que tengáis en cuenta mis palabras, porque este es mi legado. No os regalo dinero ni joyas, os regalo mis valores y mis creencias, el cultivo de toda mi vida, que sin duda es un granito de arena positivo en esta montaña llamada humanidad.

Dentro de dieciséis años espero estar ahí con papá, a vuestro lado, para veros volar alto y brillar con luz propia.

Os quiere eternamente; vuestra madre.



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