sábado, 27 de abril de 2019

Querida yo a los 30, desde hoy, soy tú

Querida yo a los 30: 

Hoy es el día que llevo esperando desde hace diez años. Llevo soñando contigo desde la primera vez que pensé en tí como punto de anclaje en el futuro, idealizando como será nuestra vida perfecta para tener las ideas claras y ese momento por fin ha llegado. 

Me recuerdo a mí misma con veinte años imaginándome la macrofiesta del siglo para celebrar el día en que tú y yo nos convirtiésemos en la misma persona, pero estoy en ese momento de la vida en que prefiero una buena conversación bajo las estrellas. Seguro que eso no lo esperabas.

Querida tú que ya formas parte del pasado: ¿Por qué fuiste tan exigente? Sólo pensabas en tener una casa grande, un buen trabajo, un coche, un perro. Pensabas que podías conseguirme eso y mucho más. Tenías imaginación, ganas de aprender, buena presencia, positividad y mucha iniciativa. Y es cierto que tenías lo que hacía falta para llevar a cabo tus proyectos, tus ambiciones y encaminar tu vida para conseguir todo lo que querías que yo tuviese. 

Creías que a partir de los treinta tus oportunidades para emprender habrían mermado pero tranquila, tu creatividad no ha muerto, de hecho aumenta cada día. Llegar a los 30 no es el fin de la libertad de tu vida como pensabas. Ni ser madre tampoco. Lo único que ha llegado a quitarte la libertad ha sido tu propia mente.

"Querida yo a los 30..." me decías "ojalá ya estés trabajando en una empresa de diseño de videojuegos" pero jamás buscaste si quiera información sobre los títulos que necesitamos para trabajar en tu puesto de ensueño. Si te hubieras encargado de tu parte, probablemente yo ahora también me estaría encargando de la mia, porque todo lo bueno requiere estar suficientemente preparado porque a veces incluso consigues obtenerlo, pero lo importante es saber mantenerlo. 

Querida tú, hiciste lo que pudiste pero creías que tenias que convertirte en mí para ser quien deseabas cuando en realidad nunca me necesitaste para cumplir tus objetivos.

Querida tú del pasado. Lamento que no aprendieses que a veces las cosas no salen como uno las desea. Si hubieses hecho tu parte ahora yo sabría como afrontar una vida planificada en desarmónica positividad. He sufrido pensando en que los treinta estarían a la vuelta de la esquina y aún no había conseguido todo lo que me habías propuesto. Me exigíste demasiado.

Pero yo sí he aprendido. He aprendido que la vida no se puede planificar sin variables. Que no hay vida feliz en la cual las metas sólo han sido medallas y objetos. Que a veces el mejor deseo es que la gente a la que quieras siga con vida y en salud.

Querida tú: Tenemos dos hijos y son maravillosos. Jamás sería quien soy de no ser por ellos, y ningún logro propio me ha dado jamás tanta satisfación como los de ellos. 

No importa cuánto mida la casa donde vivimos lo importante es que sea un hogar lleno de amor, porque no hay paredes que te hagan sentir tan plena como en las que habita una familia que se quiere. 

Querida tú del pasado: Nos ha costado mucho entender que lo único que nos hacía falta eran proyectos más pequeños para poder terminar lo que empezabamos. Querías escribir un libro pero no eras capaz de terminar ni un artículo. Porque saltabas de proyecto a otro como una rana entre nenúfares, sin decidir en cuál de ellos invertir por fin tu preciado tiempo. Sólo había que empezar uno, todos eran igual de buenos pero necesitaban a alguien que creyera en ellos y nada más. 

Aún así me alegro de todo lo que hiciste por mí. Te esforzaste y sin tí jamás sería yo. 

Sabías que conocías muchas cosas pero no tenías ni idea de cuánto te quedaba por aprender, ni que a veces hay enseñanzas que duelen.

Querida yo que se fue: Todo está bien, de hecho siempre lo estuvo. 

Estoy orgullosa de que con nuestros más y nuestros menos del día a día, seguimos caminando junto a Mr. Seven. Él nos eligió y nosotras lo elegimos, y cada día seguiremos eligiéndolo por encima de cualquier otra persona, y eso es una de las pocas cosas que duran para siempre. 

Te agradezco tu fe, porque ha sido la cuerda a la que agarrarnos cuando andabamos por zonas pantanosas. Te agradezco que reconocieras tu mala memoria y escribieras tanto tus vivencias como tus pensamientos. Te agradezco que dibujases todas aquellas ideas por si algún día se me acababa la imaginación porque quizás algún día uniendo pequeños guiones sea capaz de crear una gran historia.

Sólo hay una razón por la que aún no hemos escrito el libro de nuestra vida, y es porque esto aún no se ha acabado. Los treinta quizás sean tu final, pero no son más que mi principio.

Eternamente gracias.
Tu yo, de 30.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Cómo es posible?

 Un día me pregunté cómo alguien era capaz de encargarse de otra vida a la misma vez que seguir viviendo la suya, y me convertí en mamá.  De...