miércoles, 15 de mayo de 2019

La Ecoaldea




Siempre he soñado con crear una ecoaldea. Soy una de esas personas a las que les encanta empezar cosas de cero para aprender de la experiencia además que el estilo de vida rústico y natural siempre me ha fascinado. 

Durante un largo tiempo recopilé información y me vi envuelta en muchísimos aprendizajes; remedios naturales, arquitectura ecológica, granjas autosustentables, vivir "out of the grid", vivir sin dinero, legislación sobre terrenos rústicos y muchísimos otros medios para intentar no ser dependiente de un sistema del que estoy absolutamente en desacuerdo. 

Muchísimos aprendizajes a la mitad que me enseñaron que el camino por recorrer tenía demasiadas bifurcaciones como para hacerlo sola y que debería fijarme una meta un poco más alcanzable como podía ser la de incorporarme a la vida en una ecoaldea ya existente. 

Vi documentales, busqué información, mandé muchos mensajes. No había opciones existentes para una familia de cuatro por donde a mí me hubiese gustado, además que no siempre estaba de acuerdo con los ideales y normas de las ecoaldeas existentes, algunas muy restrictivas, otras demasiado liberales, otras no lo suficientemente sólidas. 

Pensé que quizás podía aprovechar los conocimientos que había adquirido sobre autismo, tdah y otros problemas del aprendizaje en niños para crear un hotel rural para familias con niños del espectro, ayudar a las familias a relajarse, a reconectar y a disfrutar juntos durante sus vacaciones. Incluso pensé que podía ser una especie de ONG, en la que yo hablase de cómo se me ocurrió la idea de crear este centro por el estrés que convivía con mi familia cuando no entendíamos qué estaba pasando... pero de repente en mi mente me veía a mí misma en videos intentando provocar en el receptor un sentimiento de lástima para al fin y al cabo YO recibir dinero con el cual poder cumplir mi sueño de vivir en la naturaleza y cultivando mi comida. Me sentía egoísta y decidí que ésta tampoco sería la manera porque si empezaba este proyecto sin ser yo misma me perdería en el camino.

Pasaron unos meses y de repente mi buena amiga me dijo que había decidido crear una ecoaldea. Que le encantaba la idea y le parecía una vida ideal para sus futuros hijos. Estaba muy ilusionada y buscando toda la información que estaba en su mano.

Aquí estoy después de esas conversaciones que te hacen pensar y quizás cambiar el sentido en el que ibas caminando. Porque uno más uno son dos bifurcaciones cubiertas, y si tú eres uno de esos que anda por nuestros senderos, toda información que nos ayude será más que agradecida.  Quién sabe si algún día hablemos de esto como tan sólo una idea loca que nos mantuvo vivos mientras la tuvimos, o quizás sea la historia que más nos pregunten por el resto de nuestros días.

Namasté!


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