Lo más importante para la felicidad de una persona es sin duda la libertad. Necesitamos tomar decisiones libremente pero ¿cómo acertar si no sabemos lo que queremos?
Durante la vida hay subidas y bajadas. Es normal y muy humano sentir tristeza a veces al igual que es normal sentir felicidad en los dÃas que particularmente a nosotros nos brilla el sol.
Lo importante es saber qué hacer con esa tristeza y no convertirla en puñales que lanzar en otra dirección. Habrás entendido mucho cuando sepas que se ve injusto ser nosotros quienes lo pasamos mal pero hacer que los demás sufran tanto como tú NO es lo que te hará sentir mejor. Sólo es inmadurez, un niño queriendo tirarle al otro su helado porque el suyo se ha caÃdo al suelo. La tristeza es algo que ocurre en tu interior y se hace aún más grande cuando buscamos la solución en el exterior.
Luego también están esos dÃas en los que parece que el sol brillase arcoiris y que el mundo estuviese girando a nuestro favor. Ahà es donde tenemos que recordar que todo lo que sube vuelve a bajar. Que nada dura para siempre, ni los dÃas buenos, ni los malos. Que todo son ciclos de la vida en la que aprendemos o recolectamos esfuerzos. Ahà debemos alegrarnos por nosotros mismos, disfrutar el momento y si es conveniente compartirlo, pero desde la humildad.
El aprendizaje más duro de la vida es aquel que nadie te puede enseñar, el que se vive adentro de uno mismo; el emocional. El dÃa que lo aprendas por fin podrás apreciar y compartir tanto tus dÃas buenos como tus dÃas malos, sin hacer daño, desde la humildad y desde la comprensión profunda. Y será hermoso.
¿Y si los dÃas tristes fueran en realidad impulsos inconscientes por cambiar nuestras vidas?
¿Y si la ansiedad fuera en realidad una somatización de muchos dÃas de tristeza sin intentar cambiar aquello que no nos deja ser felices?
¿Y si la depresión fuese en realidad un estado de autodestrucción por no haber sido capaz, durante demasiado tiempo, de tomar decisiones libremente?
Es posible que todo comience con preguntas muy simples ¿Qué es lo que quiero en mi vida? ¿Por qué lo quiero? ¿Para qué lo quiero? y lo más importante ¿Cómo me sentiré cuando lo consiga?
En mi interior muy pocas veces hay arcoiris y en mi mente rara vez hay nubes de algodón. No es que pretenda ser la coach emocional de nadie, pero si tan solo pudiera ayudar a una persona, quizás mis tormentas no hayan sido para nada. Tampoco es que crea que alguien que nunca ha vivido tormentas sepa cómo salir de ellas, asà que seguiré redirigiendo mis tormentas a ver si acabo formando algún arcoiris.
Namasté señores.
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