domingo, 12 de julio de 2020

Querida yo... a los 40

Tenía tan claro lo que quería ser a los 30, donde quería vivir, con quien quería estar. Ahora tengo 31 y sólo tengo una única cosa clara, que no sé lo que quiero.

Si pudiera preguntarle a mi yo de 40, "¿Cómo estás? ¿Cómo te trata la vida? ¿Eres feliz?"

Me encantaría una conversación cara a cara, donde me diera consejos, donde me enseñara cuáles son los proyectos que debo abandonar para llegar antes a buen puerto ¿pero dónde es exactamente que quiero llegar? ¿Adonde me veo a los 40? ¿De verdad me imagino de vuelta en España?

Siempre me he imaginado a mi misma como alguien de éxito, llendo a trabajar en traje de chaqueta, llevando un maletín y manejando mis propios negocios. Lejos de esa realidad soy alguien que se aburre muy fácilmente con ese tipo de trabajos en los que uno va en traje de chaqueta y mi naturaleza inquieta hace que me estrese muy fácilmente con los problemas que aún no sé controlar.  Lejos de ser una mujer empoderada lo único que he conseguido laboralmente hasta ahora ha sido ser la mejor limpiadora que conozco.

La verdad es que hasta ahora había pedido muchas cosas para mi yo de 30. Conseguí las habilidades que me había propuesto, aprendí idiomas y a comprendí programas informáticos, pero no hice nada con todo eso porque a mi ecuación le faltaba constancia y compromiso. No sólo no llegué al puerto que querría haber llegado a los 30 sino que ni siquiera llegué a construir el barco, porque no sabía si quería una bote, un barco de vela o un galeón y desgraciadamente intenté construirlos todos a la vez.


Sigo en el muelle mirando el horizonte del mar. Viendo pasar atardeceres, pero aún no sé navegar.

Querida yo a los 40. Ojalá ya estés surcando los mares. Sé que en ocasiones la mar estará muy revuelta, por eso te pido que aprendas a manejar el barco antes de montarte en él. No tengo idea de si en el barco irá alguien más contigo, pero recuerda que el trayecto se hace más ameno cuando eres paciente y comprensiva.

Tus hijos tienen 14 y 16 años. No es fácil, lo sé, pero saldrás de esta. Es el momento de ser su amiga y su apoyo cuando lo necesiten pero sin perder la autoridad que aún necesitan para no caerse del barco.

Lo que hagas, hazlo bien. Ten paciencia con los tuyos. Ten esperanza en el futuro. Cuídate como nunca antes. Come bien, no solo por ti sino tambien por los que están contigo.

Querida yo a los 40. Si aprendiste a ser feliz en el barco, no te presionaré para que llegues a ningún sitio ni te pediré nada más. Ni perros, ni casas, ni trabajo ideales. Solo tú, siendo la mejor capitana que puedes ser del que mejor barco que pudiste llegar a construir.


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