De repente un dÃa te pesa demasiado cuando algo te molesta y ya no puedes callarte lo que te ahoga.
De repente decides hacer cosas que iban en contra a tu miedo al que dirán y te sientes más dueña de tu propia vida.
De repente ya no te importa tanto morirte como no vivir suficiente y te arriesgas un poco más.
De repente unos kilitos de más no te sientan mal del todo y vuelves a disfrutar comiendo.
De repente el trabajo deja de ser tanta carga mental porque al fin y al cabo... lo peor que puede pasar es perderlo.
De repente un dÃa decides escribir tus emociones, vomitarlas sobre un papel y asà no se sienten tan indigestas.
De repente cambias el cigarro por un té con los ojos cerrados y te sienta mucho mejor.
De repente te das cuenta de que solo estabas usando la mitad de tu enorme cama y decides poner tu almohada justo en medio, porque tu cama no son dos mitades unidas del mismo modo que tú no tienes que esperar a ninguna otra mitad para sentirte completa.
De repente te das cuenta de que el pasado DUELE, y ese dolor no te deja respirar profundamente porque te clavas las espinas que llevas dentro, pero al menos al darte cuenta, ya sabes dónde están para ir eliminándolas poco a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario