lunes, 16 de marzo de 2020

#4 La realidad superando la ficción



16 de Marzo de 2020, Quebec, Canada.

Han parado el mundo y han mandado a la gente a no salir de sus casas por dos semanas. Hay un virus un poco más agresivo que una gripe común pero muchísimo más contagioso que amenaza con erradicar de la tierra a ancianos y enfermos.

El virus es llamado Coronavirus o Covid-19, se originó en Wuhan, China. Al principio mucha gente decía que eso había ocurrido porque los asiáticos comían murciélago pero a estas alturas la mayoría de nosotros ya está completamente convencido de que estamos ante una guerra bacteriológica (mejor dicho "virulógica") de USA contra China.

El primer pais en vivir la cuarentena fue china y el resto del mundo contempló con asombro cómo 1.000 millones de personas se confinaban en sus casas para evitar ser contagiado y así conseguir frenar la propagación del virus. Se construyó un hospital en diez dias para aislar y atender a los enfermos de coronavirus.

El virus tiene un periódo de incubación de dos semanas. Ésto quiere decir que a pesar de no mostrar síntomas cualquier persona puede ya tener el virus en el cuerpo y que se adhiera al borde de un vaso del que bebió en un restaurante que el camarero va a tocar con sus manos y posteriormente quizás se rasque la nariz o se restriegue los ojos. Un camarero que cuando llegue a su casa le dará un beso a su esposa e hijos y que a pesar de no tener síntoma alguno, ya habrá contagiado sin saberlo a toda su familia.

Por culpa del alto contagio que tiene este virus, pronto Italia estaría viviendo los días con mayor mortalidad que nunca se han visto en la era tecnológica. Y después de italia se dispararon los casos en España y el mundo entero decidió cerrar fronteras y congelar sus actividades.

Estamos en el segundo o tercer día de cuarentena mundial. Primer día en el que los niños faltan al colegio y alguna gente se queda trabajando desde casa.

Todos tenemos una sensación de irrealidad en la que no estamos muy seguros de si todo esto es un sueño o es real. Ojalá fuera un sueño...

Estamos viviendo con la incertidumbre de un monstruo invisible que si bien no afecta apenas a niños y gente jóven no estamos seguros de si podremos acabar con él porque si no lo hacemos, tarde o temprano él acabará con nosotros, cuando nos coja con las defensas bajas, cuando se alíe con algún otro virus o cuando nuestros días de juventud se hayan terminado.

Por otro lado, las emisiones de CO2 del planeta se han reducido considerablemente. Al menos algo bueno ha salido de todo esto.

Ahora ya los problemas individuales no parecen tan serios. Ya no me importa que mi hijo sea autista. Ya no me preocupa tanto morir de un cáncer dentro de un par de años. Ya no me impacienta el no volver a España. Ahora me preocupa más la humanidad en conjunto.

Aunque sí sigo temiendo por la vida de mi padre porque entra de lleno en la población de riesgo, pero me preocupa más la de mis hijos, la de mis sobrinos, la del niño por nacer de mi amiga embaraza. Y por supuesto me preocupa que la vida no vuelva jamás a ser como era antes y que el último abrazo que di a la gente que quiero fuera, de verdad, el último.

Si bien está siendo difícil saber que muchos de nosotros no estaremos aquí cuando todo esto acabe, creo que de alguna manera está siendo positivo este confinamiento. Para comprendernos mejor a nosotros mismos. Para ya no tener la escusa de que nos falta el tiempo para hacer aquello que nos gusta. Para darnos cuenta de que nuestros problemas individuales no son tan importantes. Para abrir los ojos y cerciorarnos de que si el comercio no existiese todos moriríamos de hambre. Para intentar germinar semillas que posteriormente nos den tomates, pimientos o calabaza. Para querernos sin condiciones y recordarnos que si bien hoy estamos aquí, mañana podríamos no estarlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Cómo es posible?

 Un día me pregunté cómo alguien era capaz de encargarse de otra vida a la misma vez que seguir viviendo la suya, y me convertí en mamá.  De...