domingo, 21 de marzo de 2021

Querida yo

 Querida yo. De alguna forma durante años te llamé querida yo a los 30 y desde que fuimos la misma persona me di cuenta de que no era el número en mi edad lo que me iba a hacer sentir diferente. No me han cambiado los años, pero sí los daños.  Todo lo que no fui capaz de aprender en 31 primaveras me pegó fuerte en una crisis caótica que duró apenas dos meses y de la que inconscientemente ya me había ido preparando con videos de autoayuda durante algún tiempo previo.

Curiosa la vida, como te da lo justo y necesario que necesitas para tallarte sin romperte. Te puede dar herramientas para que aprendas lo que debes hacer o te puede poner la piedra en el camino para que aprendas a apartarla, destruirla o quizás, solo contemplarla. La vida quiere que aprendas y el sufrimiento que conlleva ese aprendizaje es opcional; es tu decisión. 

Me mordió un perro con 11 años. Un pastor alemán me cogió los dos lados de la cara de un mordisco. 30 puntos de sutura y un año con un esparadrapo pegado en la zona para que no me diera el sol. Mis padres sufrían la posibilidad de que me podía haber cogido el cuello y haberme matado. Yo daba las gracias porque eso no fue lo que ocurrió. Podría haber llegado a mi casa y haber sufrido pánico por mi perrito, pero cuando llegué le abracé porque no había sido él; era bueno conmigo y ni se me pasó por la cabeza que pagase las consecuencias de lo que otro perro había hecho. 

Querida yo... ¿Quién somos ahora? No me siento peor que yo a los 20, no me siento más vieja por tener 30. Tampoco siento que me quede menos tiempo, al contrario, me siento llena de vida. Pero... querida yo... sí siento que soy otra. Otra más calmada, más presente, más consciente, que no tiene nada que ver con aquella que sufría los días y maldecía las noches. Querida yo, ¿Quién soy ahora, que a pesar de tener más conocimientos me siento menos superior a los demás?

Querida yo... solo dime ¿Cuándo fue que aprendí a sentir dolor sonriendo?

Querida yo, gracias, por lo que fuimos, somos y seremos, que aunque no sea siempre lo mismo, siempre será hacia el mismo propósito. 

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