jueves, 8 de diciembre de 2022

Querida yo, querida mama

 Querida yo a los 40. Aquí estamos tiradas en la cama con el traje de la reunión, el sujetador desabrochado y la bata encima de todo lo demás. 

Tengo que reconocer que Hoy tampoco hemos conseguido salvar el mundo, ni siquiera el nuestro.

La luz del cuarto de J sigue mal conectada, no he podido cambiar las sábanas de los niños, ni limpiado la jaula del conejo. No hemos colgado aún el tendedero que compramos en Amazon y sigo esperando encontrar las macetas colgantes que tanto me encantarían. La cesta de la ropa está repleta, he olvidado que no me quedaban toallas limpias y ni siquiera sé si mañana encontraré calcetines para los niños. 

Querida yo, querida mamá yo, los días van demasiado rápido y nosotras corriendo sobre ellos. Las noches son extremadamente cortas y las estiramos hasta romperse. 

 Son las 3 de la mañana y tengo el cuerpo descompuesto porque de tanto correr hoy quien se rompió fui yo.  Es curioso como el estrés pueda doler de esta manera y pueda oler tan feo. 

Querida mamá, estás haciendo lo que puedes. Estás haciéndolo sola pero no lo estás. Y deja de sentirte culpable por quien no se merece estar a tu lado, por favor. 

Querida yo, como mamá estás haciendo un trabajo casi perfecto, y eso es todo lo bien que puede hacerse. Nadie sabe si su fórmula de educar es la adecuada hasta que su combinación única de hijo haya crecido lo suficiente, pero hay que seguir regando amor, porque es lo único que sabemos con certeza que funciona. 

Querida mamá, querida yo. Aún te estás adaptando a este mundo extraño en el que de repente estás al cargo de dos vidas a tiempo completo y eres mamá y papá a la vez. Quien sustenta a la familia, quién alimenta, quién mantiene el orden y ofrece la paz. A veces de las dos últimas hay bien poco, pero no porque no se intente. 

Volverá ese día en el que te despiertes por la mañana con fuerzas. El día en que prepares zumo de naranja con manzanas para desayunar. El día en el que adelantes todo lo posible para cuando te sientas como hoy. Ese día las toallas estarán perfectamente dobladas y oliendo a talco. La cocina estará limpia y la ropa para el día siguiente preparada en la silla. Estoy segura que incluso les habrás leído un cuento a los cachorros antes de dormir. Ese día en que las palabras salen endulzadas con amor y cada acción está envuelta en cariño. Ese día siempre llega, mamá, mientras tanto, perdónate y devuélvete el cariño a ti misma. 


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