Todabía no me había hecho el café y ya había tenido que repetir más de 7 veces que las galletas son para por la tarde, que ahora íbamos a tomarnos la leche y unas tostadas, como todas las mañanas.
Les he preparado el desayuno y me he puesto a editar en mi ordenador que recién formateó el día anterior mi marido al que no le agradezco bastante las cosas que hace por mi. He regado mis plantitas de tomate, pimiento y calabaza. He fregado, limpiado la cocina, recogido ropa del suelo. Me pongo a configurar algunas cosillas que me faltaban para poder hacer mi directo durante la siesta de los niños.
He visto como jay pestañeaba demasiado y he recordado que sólo puede tener 2 horas de pantallas al día y aún no había visto los videos para hacer la tarea.
Aún tenía que hacer el guiso para el almuerzo y la olla express estaba en el lavavajillas, así que mejor comenzar a cocinar desde bien pronto.
Los niños se pelean, los mando a jugar al sótano. Gritos de nuevo. Probablemente se estarían peleando por algún juguete que habían estado ignorando los últimos seis meses.
El papi me dice que si podemos comer a las 11:30 porque tiene que irse a las 12. No había recordado a que hora trabajaba así que no lo tube en cuenta. Estaba abajo con mis hijos ordenando un poco el sótano que tenía cartas y lápices de colores que me gusta tener ordenador por tipo. Puse una lavadora, doblé ropa, recogí la entrada. Cuando me di cuenta eran la 11. Fui a cambiar el potaje a la olla express para que se hiciese mejor durante esa media hora que quedaba.
A las 11:30 abrí la olla express y en su interior no se encontraba el potaje espesito de carne tierna y sabrosa que esperaba ¿habría sido por el cambio de olla? Probablemente olvidé echarle un poco de amor que siempre enternece y mejora las comidas.
Sirvo la comida. Llamo a los niños cariñosamente unas 8 o 9 veces para que coman, reconozco que la novena quizás no fue tan amable.
Comemos, los mando a hacer pis, corren, rien, se esconden, gritan, pierdo a uno, pierdo al otro, consigo por fin que los dos entren en su cuarto para dormir la siesta. Es temprano pero necesito al menos dos horas para leerles el futuro a mis twitchespectadores. Digo buenas tardes por lo menos 3 veces y cuando cierro la puerta mi hijo me llama porque parece ser que no se ha enterado de sus inquebrantables buenas tardes.
Me despido de papi.
Corro a recoger la mesa, la limpio, pongo un paño, saco y enciendo las velas, pongo el ordenador, busco las cartas, abro el streamlabs, abro twitch, abro youtube, conecto la cámara, la configuro. Corro al baño a lavarme la cara, los dientes, peinarme, maquillarme. Me visto. Me miro al espejo, sonrío. Voy a la cocina a hacerme un café y por fin me siento a hacer el directo.
A los dos minutos empieza a aparecer gente que considero ya amigos y que hacen mi día mucho más agradable. Gente con la que rio, con la que debato y con la que comparto. Paso un buen rato, me despido porque los niños ya se habían despertado.
Le corto a Eli una manzana y a Jay le doy un par de galletas caseras de chocolate. Mientras meriendas recojo todo lo que necesité para leer el futuro mientras investigo lo que voy a hacer de cenar, que ya debería haber tenido planificado desde al menos ayer por si tengo que descongelar algo.
Saco pescado del congelador, recojo otra vez la cocina, vacío el lavavajillas y me dispongo a irme hacia abajo con los niños para ponernos a hacer ejercicio. Son ya las 4 de la tarde, a las 6 cenamos y aún me quedaba bañar a los niños, hacer la cena y la tarea así que creo que tendré que dejar el ejercicio para otro día.
No sabía por qué pero me sentía agobiada. De repente recordé que tenía ropa en la lavadora por secar así que me puse con eso.
Mi madre preguntándome que cómo estoy desde el otro lado del mundo. Bien mamá, ¿quieres hablar?... Pues ya has notado que no estoy tan bien no entiendo por qué me agobio si no hago nada en todo el día.
No hago nada mientras mantengo todo limpio, no hago nada mientras planifico la próxima comida... y la siguiente, mientras calculo si ya es hora de lavar las toallas de mis hijos y no olvido que se laven los dientes. Mientras estoy pendiente durante la vigilia de mi hijo de que no esté haciendo algo que pueda poner en peligro su seguridad o la de su hermana. Mientras duermo con una oreja adentro de otra habitación. No hago nada mientras aprendo a ser enfermera, psicóloga, cocinera, nutricionista y a gestionar tiempo y recursos.
Y esto es la vida de una madre. Algunas trabajamos, Algunas veces los niños se ponen enfermos y
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